Alcojona

¡Miraló!

¡Ahí está!
LLamándome....

El Alcojona o cerro Alcor es un monte bonito, como los que pintabamos de pequeños, con el sol arriba y el árbol, la casita, el arroyo y el camino debajo.

También puede pensarse en un volcán. Aunque no tiene cráteres, sí que hay allí varias cimas, una de ellas (La Sima del Alcojona con - 170 metros medidos y siguiendo). Tampoco hay lava, en sus laderas crecen alulagas y lavandas, y no es precisamente la aromática la que predomina.

Destacando entre ellas se ierguen hiniestos estos dos majestuosos pinsapos:

Pinsapo de las Escaleretas Pinsapo del Puntal de la Mesa


Después de abrazarlos iniciamos la subida.

Pronto descubrimos el maravilloso valle del Río Verde, custodiado por el Alcazaba y el Torrecilla y aparecen ya las calizas y entre ellas bastantes ejemplares de sabinas, algunas con porte arbustivo a pesar de los vientos que se suponen deben resistir.

Alcanzamos el cordel y abajo otro valle, el del Arroyo de los Quejigos, que separa el cerro Abanto, rojo debido a las peridotitas que lo forman, del Alcojona de color grisaceo por las calizas.

Nos apartamos del cordel en dirección norte para encontrar un precioso pinsapo, no tan grande como los dos anteriores pero que destaca bastante entre los que progresivamente van ascendiendo por las laderas norte y oeste del monte. Continuamos paralelos a la cuerda hasta alcanzar el cauce de una importante escorrentía (casi una cañada) que cruzamos para ascender a la primera cumbre. Desde ella al vertice del Alcojona el camino es ya más fácil y muy bonito.

El día es muy claro y desde la cima vemos el mar, los pueblos del valle del Genal, nuestra sierras, Ronda, y el Torrecilla que se nos aparece majestuoso, con unos farrallones importantes por la zona de la Cañada del Tejo, si no me equivoco.

("No pienso poner fotos de las vistas. El día que vayamos hare examen.")

La bajada la hicimos por la cara sur.

Dificilísima.

Nunca en la vida se os ocura hacerla.

El desnivel del "nosecuantos mil por cien", el gps se volvió loco, tuvimos que caminar por encima de aulagas de más de un metro de altura, agarrándonos a pequeñas encinas y doblando sus ramas con los pies para poder apoyarnos y pasar a otro arbolito.

Las piernas y los brazos llenos de arañazos y pinchazos, los calcetines llenos de pinchos...

Por aquí:

Está claro que no nos gusta un carril pero una vereita aunque sea de animales ...

Menos mal que abajo estaba este mufón esperándonos y ya se nos olvidó todo.

La vuelta por el pinsapar de las zonas más bajas fue larga y difícil, casi al final del recorrido tuvimos que volver a subir para salvar la cañada que cae hacia el norte porque en su parte final tiene unos tajos muy grandes. Finalmente alcanzamos la casa abandonada que ya está a dos pasos del coche.

Desde allí, contemplando estas vistas decidimos que esta ruta no es para llevar a los amigos.

Track
"¡Estoy segura de que me echan del club na más llegá a los coches!"

Ya en casa, pensando, pensando decidimos abordar la ruta de otra manera que resultase más cómoda así que repetimos.

Esta vez optamos por empezar por el pinsapar adentrandonos en él lo más posible y desde ahí atacar la subida, en este caso por el Norte. El pinsapar es precioso pero la subida es difícil. A este monte no hay manera de hincarle el díente, "ta duro por tos laos". Al final, nosotros arriba, claro! Y mira que a mí me cuestan las piedras. Si no fuera porque me ayudan!. La bajada por el mismo sitio  que la subida del primer día, aunque un poquito más abajo. Este es el único camino viable, por muchas vueltas que le demos y no queramos ir y venir sobre nuestros propios pasos, que somos unos agonías!

Aquí pongo las fotos nuevas y el track.